La necesidad tiene cara de hereje. Por eso, los sindicatos aceptan, todos los años, sumas no remunerativas. El Ministerio de Trabajo hace la vista gorda. Pero la Corte Suprema ya fijó en varias oportunidades su doctrina: las sumas no remunerativas son inconstitucionales.
Las paritarias siempre son difíciles, más aún cuando la inflación carcome cualquier incremento. Y, este año, el Estado decidió ajustar la economía por el lado de los salarios, consintiendo aumentos que no superen el 25 por ciento anual.
Por eso, es el propio Estado, una vez más -siguiendo una práctica que comenzó a generalizarse a partir de 2001-, el que decidió avalar los premios, bonos, sumas puente y otras sumas no remunerativas en las negociaciones salariales, para poder dar un golpe de efecto.
Los fallos de la Corte, sin embargo, son muy claros: