Como estaba previsto, el Senado convirtió en ley el proyecto que introduce modificaciones al Impuesto a las Ganancias con el objeto de gravar las ventas de acciones de empresas y otros títulos valores que no cotizan en Bolsa, así como la distribución de dividendos tratando de neutralizar la baja en la recaudación que genera el aumento de las deducciones personales y la eximición del pago del impuesto para trabajadores cuyo sueldo bruto es menor a $15.000.
Con 41 votos a favor y 9 en contra, en una votación que se llevó a cabo sin la presencia del bloque del radicalismo, que se retiró del recinto de manera sorpresiva al comienzo de la sesión con críticas contra el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, a causa de los duros cruces registrados ayer entre el funcionario nacional y algunos legisladores de la UCR.
Los votos positivos los otorgaron los senadores del Frente para la Victoria (FpV) y sus aliados, mientras que el peronismo disidente y el interbloque del Frente Amplio Progresista (FAP), votaron en contra.
Básicamente la reforma apunta a imponer un gravamen del 15 por ciento sobre la compraventa de acciones que no cotizan en Bolsa y de un 10 por ciento sobre los dividendos distribuidos. Con relación a esta última imposición no existe una rebaja correlativa de la alícuota proporcional del 35 por ciento de Ganancias que pagan las sociedades, lo que implica un incremento del costo impositivo en el caso de distribución de dividendos.
El senador Aníbal Fernández, en representación del oficialismo, explicó las ventajas de la iniciativa y puntualizó que el Gobierno «aspira» a obtener $ 2.400 millones» con esta medida y añadió que la reforma va en línea con las nuevas regulaciones al Mercado de Valores.
Fernández, según lo recogido por parlamentario.com, precisó que la presión tributaria está «rondando el 37 por ciento del PIB» y que este número es «similar a la presión tributaria de países de ingresos medios».
FUENTE: Novedades Fiscales