El tope fue fijado en el 2000 y nunca actualizado. Se analiza aplicar un sistema de “facturas electrónicas” donde figuren los datos del comprador, que deje el registro de la operación y que esté a disposición de la AFIP
El resurgimiento del pago al contado a partir de la puesta en funcionamiento del plan de «Precios Transparentes» impulsado por el Gobierno trajo como consecuencia indirecta la necesidad de revisar una vieja norma emitida en el 2000: la prohibición de realizar en efectivo cualquier compra de más de 1.000 pesos.
El Gobierno no sólo deberá revisar el tope, sino también el resto de los límites para operaciones financieras.
Pero además se instrumentará un nuevo régimen para que la suba del límite no implique una posición más laxa para controlar la evasión impositiva, ante el temor oficial que una mayor libertad para concretar operaciones en efectivo contante y sonante derive en menos pagos de impuestos en el comercio interno.
La idea oficial es subir el tope, pero que toda compra de un bien de más de $1.000 quede registrada electrónicamente en los comercios, no importa el monto que sea. La primera intención es instrumentar una «factura electrónica» que deberá emitir el local, y que el dato esté a disposición del organismo recaudador para su control.